Columna de Opinión
 

Mayor complejidad de nuestras exportaciones

 

 

 

Por Juan Carlos Zapata
 

Para nadie es un secreto que la complejidad económica de nuestras exportaciones se ha visto mermada por la poca inversión en infraestructura, así como una latente necesidad por contar con más personas que hablen inglés, mayor número de programadores y un aumento en las capacidades gerenciales dentro de las empresas, así como generar mayor certeza jurídica a la inversión, en especial seguir avanzando en contar con un Estado 100% digital.

Según el Índice de Complejidad Económica 2020 publicado por la Universidad de Harvard, Guatemala está en la posición 82 de 133 países evaluados. Por ello, la iniciativa Guatemala No Se Detiene ha priorizado aumentar la inversión a través de más infraestructura, capital humano, certeza jurídica, y fomentar el turismo, acciones acertadas para avanzar en una agenda que no solo permita acelerar la inversión extranjera directa, sino también incrementar las exportaciones y generar mayor número de empleos en el país.

Según el informe de Harvard, “Guatemala ha agregado 17 nuevos productos desde 2005 a sus exportaciones y estos aportaron US$35 en ingresos per cápita en 2020. Se ha diversificado en una cantidad suficiente de nuevos productos, pero en un volumen demasiado pequeño para contribuir a un crecimiento sustancial de los ingresos”. Adicionalmente, el reporte recomienda al país que “dadas sus exportaciones actuales, algunos de los sectores con alto potencial de nueva diversificación en Guatemala son la maquinaria industrial y siderurgia, así como partes de vehículos de motor, placas de caucho vulcanizado sin endurecer y maquinaria agrícola”.

Mañana se publicará oficialmente el Índice de Competitividad Local 2022 por parte de Fundesa, una herramienta que ayuda a visualizar a nivel de los municipios dónde están las prioridades para mejorar la productividad. Los alcaldes, trabajando de la mano con el Gobierno, pueden ser un aliado fundamental en mejorar los procesos de inversión que ayuden a reducir los grandes problemas de tráfico, baja velocidad en carreteras, altos costos y tiempos logísticos, así como incrementar las capacidades de las personas. Si nos enfocamos en cambiar los marcos institucionales, que aumenten la inversión pública, que hoy es apenas de 1.2% del PIB, cuando países como Guatemala deberían estar invirtiendo por lo menos el 6% del PIB, aumentaremos nuestra productividad.

El reto para el siguiente Gobierno entonces está en mantener las prioridades identificadas en la iniciativa Guatemala No Se Detiene y seguir en esa hoja de ruta que aumente la inversión extranjera directa por encima de los US$2,100 millones de forma sostenida, acelerar las exportaciones arriba de los US$18 mil millones, elevar el PIB per cápita de US$9,769.24 (PPA) al 2021 a por lo menos US$14,500. Todo esto con el objetivo general de que nuestro país pueda crear 2.5 millones de empleos adicionales en el 2030, que fortalezca las capacidades de nuestra población e incremente las oportunidades de desarrollo.

Estos grandes indicadores requieren que desde el nivel municipal los 340 alcaldes y sus corporaciones municipales trabajen de forma conjunta en aumentar el crecimiento de sus respectivos ecosistemas empresariales, poniendo la productividad de su municipio al centro de la conversación. Es por esta razón que se requiere un trabajo conjunto de todos los sectores para apostarle al desarrollo de mejores procesos dinámicos a nivel territorial y llevar a Guatemala a un siguiente nivel de desarrollo económico y social para todos.

 

 
 
 
 
 
 
 

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